noir

Al verse en el espejo, se retoca el maquillaje, se acomoda la falda,
se retoca el cabello, se da cuenta que le falta un arete, seguro se
le cayó y ni cuenta se dio. En fin, ahora tiene suficiente dinero
para comprarse un par más, siempre es bueno cambiar. Se pone los
zapatos, tan usados, "ya es hora de renovarlos", sale de la cómoda
habitación.

Son casi las cuatro, "pero como se ha pasado la hora", se para en la
esquina, hace frío, entonces prende un cigarro, mira hacia la
derecha, mira hacia la izquierda, la calle luce vacía, el día está
comenzando para muchos, pero ya está por terminar. Es mejor volver a
casa e intentar dormir un poco. Siente cansancio, la vida es cada
vez más difícil, los años no pasan en vano.

Entra despacio, cierra con cuidado la puerta, sube a su cuarto,
prende la luz. Vacía su cartera, cuenta los pesos que cambió
por besos, se va al baño. Abre la ducha, el agua tibia recorre su
piel, se le cae el jabón, al querer recogerlo siente un dolor en la
cintura, no le hace caso. Se envuelve en la toalla y se acuesta.

Son las siete de la mañana, mientras compra leche en la esquina,
siente curiosas miradas, recoge la bolsa del pan.

Entra en su casa, todo es igual, su vieja madre sentada en su viejo
sillón. "Ven viejita, ya te preparé tu desayuno".

En la mesa, ella le pregunta como le va en su trabajo y entonces,
con mucho orgullo le cuenta que los jefes aprecian mucho su labor y
hasta quizás le den un ascenso. La vieja madre se alegra, recoge a
su gato y se sienta en su sillón.

La observa quedarse dormida con una sonrisa, seguro está feliz y
orgullosa...

Son las cinco de la tarde, tiende la ropa en su cama, "¿qué me
pondré hoy?" la falda roja es la mejor, y esos zapatos, ya hay que
cambiarlos.

Se sienta frente al espejo, se pinta la boca, se pone las pestañas
postizas, hace una mueca para aplicarse el rímel,

el gato se mete a su cuarto pero lo bota, siempre hay el peligro de
que le raye una media.


Una última mirada al espejo y en el reflejo, no ve más
que a un negro maricón.